jueves, 10 de septiembre de 2009

El tamaño del miedo

Un hombre, aparentemente afectado de sus facultades mentales, secuestró ayer un avión de Aeroméxico y desató la histeria en Los Pinos. El individuo, de nacionalidad boliviana, pastor cristiano y cantante, con un pasado de drogadicción, alcoholismo y violencia (según datos recogidos por los medios en Internet), se valió solamente de un recurso para llevar a cabo su acción: el miedo.
 
Miedo de la tripulación y pasajeros de la aeronave, pero, sobre todo, miedo de quienes presuntamente gobiernan este país. Y es que el sujeto, en su alucinada perorata, quería entrevistarse con Felipe Calderón para advertirle que no acudiera al Zócalo a dar el grito de Independencia, toda vez que ocurriría un terremoto. Con una biblia en la mano, habló también de terrorismo en México.
Los detalles de lo ocurrido empezaron a conocerse en retazos durante la tarde y noche, aunque después el incidente pasó a segundo plano por el partido México-Honduras. Sin embargo, un legislador local que viajaba en el mismo vuelo, alcanzó a dar su testimonio de los hechos y denunció la vejación de que fueron objeto una veintena de pasajeros por parte de la policía federal.
 
Cuando el avión aterrizó el aeropuerto internacional Benito Juárez de la ciudad de México, de inmediato inició el despliegue policiaco alrededor del Boeing 737 de Aeroméxico. Los agentes portaban armas largas y pasamontañas. Unos minutos después bajaron las mujeres y niños. Quedaron los hombres. Entonces abordaron los oficiales y arremetieron contra todos los pasajeros. Quedó en evidencia, una vez más, el sello del gobierno calderonista: primero reprime y después averigua.
Los hombres fueron esposados y trasladados al hangar presidencial, donde otro grupo de agentes interrogó y revisó detalladamente la documentación de cada uno.
Varias horas después de sucedidos los hechos, los pasajeros seguían retenidos ilegalmente. Sus familiares y acompañantes recibieron la orden intimidatoria de guardar silencio sobre las vejaciones, a menos que estuviesen dispuestos a afrontar las represalias.
 
El secuestrador utilizó dos latas de jugo para lograr su cometido. Dijo que en ellas había explosivos. Y cundió el pánico en un apanicado gobierno que quiere tener apanicada a la población.
El miedo, esa emoción primaria provocada por la percepción de peligro real o supuesta, es también un arma de dominación política y de control social. Diversos son los autores que han denunciado, en los últimos años, el uso político del miedo como forma de control de las masas, a través de la creación de falsos escenarios de inseguridad ciudadana.
 
Un dato revelador: a pesar de que sólo diecisiete personas perdieran la vida a causa de actos terroristas en Estados Unidos entre 1980 y 1985, el periódico New York Times publicó un promedio de cuatro artículos sobre terrorismo en cada edición. Entre 1989 y 1992, sólo treinta y cuatro estadounidenses murieron como consecuencia de actos terroristas en el mundo, pero más de 1300 libros fueron catalogados bajo el rubro de “Terroristas” o “Terrorismo” en las bibliotecas estadounidenses.
Al parecer, estamos en ese camino. La de ayer sólo fue una pequeña muestra del tamaño del miedo.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Revocación de mandato

Felipe Calderón presentó ayer su tercer informe de presunto gobierno. Son tan escasos sus logros y tan grandes sus fracasos, que escribir sobre su desempeño, deprime. Ni siquiera él, en un alarde de autoengaño producto de su abundante consumo etílico, se traga la fútil propaganda gubernamental. Por eso está empeñado en la construcción de un Estado Policiaco. De otra forma resulta difícil que se mantenga en el poder.

A la luz de esta realidad, LXI Legislatura, que ayer entró en funciones y que recibió el anodino informe de Calderón, tendrá que discutir en algún momento la reforma constitucional para incluir el plebiscito, el referéndum, la iniciativa popular y la revocación de mandato.

Hace un año, por estas mismas fechas, se generó un debate sobre la revocación de mandato. Las buenas conciencias pusieron el grito en el cielo y acusaron de “golpismo”, “insurrección”, “subversión” y otras lindezas a quienes se atrevieron a plantear el tema. El lenguaje utilizado por el oficialismo en nada difería al de 1968. Pero nadie habló de derrocamiento. Lo que sí plantearon algunos actores políticos fue dar cumplimiento a viejos anhelos que en otros tiempos compartió la izquierda con el PAN, cuando éstos aún no perdían la vergüenza ni la honra.

Todavía en febrero de 1999, a nombre de la fracción parlamentaria del PAN, el entonces diputado federal Juan Bueno Torio presentó una iniciativa de decreto con ese tema, la cual fue turnada a la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales por el presidente de la Comisión Permanente, el también panista Francisco José Paoli Bolio (recientemente renunció a su militancia, decepcionado de Calderón). Querían esas reformas cuando eran oposición, pero se olvidaron de ellas cuando arribaron al poder.

En cualquier país medianamente democrático, no generaría ningún escándalo que la sociedad debatiera abiertamente la posibilidad de que un gobernante se vaya, si éste muestra incapacidad o incompetencia, según un segmento de la población. Y este es el caso.
Precisamente para determinar si ese segmento es mayoría o minoría existe el instrumento de la revocación. En Bolivia, por ejemplo, el presidente Evo Morales se sometió a ese recurso el año pasado y sus gobernados no sólo lo ratificaron en el cargo, sino que ampliaron su apoyo. ¿Por qué en México podemos elegir a alguien, pero no podemos despedirlo? Eso es antidemocrático y debemos corregir la falla.

En la actualidad, Felipe Calderón sólo puede dejar su cargo mediante renuncia o juicio político. La primera es una decisión personalísima, que requiere de dignidad y ética, elementos ausentes en este personaje. Y la segunda depende del Poder Legislativo. Cierto que hay una tercera opción, pero esa tiene que ver con incapacidad o fallecimiento. Nadie la desea, aunque fue el propio gobierno panista quien la puso en la mesa de la discusión, al anunciar que un presunto narco tenía la encomienda de ejecutar al titular del Ejecutivo Federal.

La polémica sobre la caída de Calderón la propició él mismo, el año pasado, al convocar a su ornamental cumbre nacional sobre seguridad. La exigencia del empresario Alejandro Martí, padre de Fernando, el menor secuestrado y asesinado, cimbró a Los Pinos: “si no pueden, renuncien”, les dijo. Más de un año después, el panista ni puede ni se va. ¿Su informe de ayer? De pena ajena.
Carton de Paco Calderón

A los nacidos entre 1970 y 1985, simple y llanamente gracias

El objeto de este texto es el de reivindicar a una generación, la de todo aquellos que nacimos en los 70 y 85 la de los que estamos siendo actores de algo que nuestros progenitores ni podían soñar, la que vemos que la casa que compraron nuestros padres ahora vale 20 o 30 veces más, la de los que tomarán las decisiones importantes en un futuro no muy lejano.

Somos la última generación que aprendimos a jugar en la calle y en los recreos del colegio a las canicas, quemados, a las escondidas, al resorte, al avioncito... PERO ADEMÁS somos la primera generación que jugó con videojuegos, fuimos a parques de atracciones o vimos caricaturas a color.

Fuimos los últimos en grabar canciones de la radio en casettes y ver películas versión Beta y VHS PERO orgullosos pioneros del walkman, el chat y los CD's.

Se nos ha etiquetado de GENERACIÓN X y tuvimos que tragarnos, Salvado por la Campana (con todo y Screech), Beverly Hills 90210,(te gustaron en su momento, velas ahora...) y Friends.
Lloramos con Carrusel Cirilo y Maria Joaquina, El abuelo y yo y nos moríamos si no llegábamos a ver TVO, Nubeluz o Corre GC corre.

Nosotros hemos aprendido lo qué es el terrorismo y nos enteramos de golpe un 11 de septiembre de la caída de dos torres, pero también de la justicia mundial vimos caer el muro de Berlín
Aprendimos a utilizar las computadoras antes que nuestros padres y abuelos, y sobre todo antes de todos esos niños cerebritos de hoy en dia y nunca vimos a los que no sabían usar las computadoras como una especie de "retardados" como sucede hoy.

Jugamos con el Spectrum, el tetris, el Mario Bross, vimos los anuncios de los primeros celulares (que parecían ladrillos) y creímos que Internet sería un mundo libre.
Somos la Generación de Xuxa, Robotech, Gi Joe, Los Halcones Galácticos, los ThunderCats, los Transformers, He-Man y las Tortugas Ninja, Del Correcaminos, 'Oliver y Benjí', Rainbow Brighty, Rosita Fresita, de los Pitufos, La Pantera Rosa, Los Picapiedras, El pájaro loco, Candy Candy, Sandy Bell
Los que crecieron escuchando a Soda, Madonna, Michael Jackson y Guns N' Roses, Nacha Pop, Hombres G y por supuesto en ver y vivir los primeros VIDEOS MUSICALES y que luego presenciaron el apogeo y desplome del grunge junto con la muerte por sobredosis de su mayor exponente. También estaban Timbiriche, Parchis, La Onda Vaselina, Las Azúcar Moreno, Los Locomía y sus abanicos, en los inicios de la música grupera desde Los Temerarios y los eternos Tigres del Norte hasta hoy el Duranguence

La última generación de las botellas de a litro, de la Coca-Cola familiar de vidrio y la ultima en hacer mandados en la bolsa de cuadritos para ganarnos una lana

La última en tirar las tortillas en plena calle y ponerlas con todo el remordimiento del mundo en la mesa a la hora de la comida, hoy ningún niño en su sano juicio lo haría, pensaría que tiene mil bacterias.

Este correo está dedicado a las personas que nacieron entre 1970 y 1985. La verdad es que no sé cómo hemos sobrevivido nuestra infancia!!!!
Mirando atrás es difícil creer que estemos vivos: viajábamos en autos sin cinturones de seguridad traseros, sin sillitas especiales y sin air-bag, hacíamos viajes de 10-12 hrs. y no sufríamos el síndrome de la clase turista. No tuvimos puertas con protecciones, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños.
Andábamos en bicicleta o patines sin casco, ni protectores para rodillas y codos. Los columpios eran de metal y resbaladilla y con esquinas en punta oxidada .

No había celulares!!!!. Íbamos a clase cargados de libros y cuadernos, todo metido en una mochila o bolsón que rara vez tenía refuerzo para los hombros y mucho menos, ruedas!! Cuantos no recogimos del suelo nuestros útiles al romperse la mochila.

Comíamos dulces y tomábamos juguitos o "bolis", pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto. Compartimos botellas de bebidas y nadie se contagio de nada, excepto de los piojos, cosa que se solucionaba lavándose la cabeza con vinagre caliente, rezábamos para contagiarnos de gripa o sarampión de nuestro mejor amigo para disfrutar de las "vacaciones".

No tuvimos PlayStation, no había 99 canales de televisión, pantallas planas, sonido surround, mp3s, ipods, computadores e Internet, pero nos lo pasábamos de lo lindo tirándonos globos con agua, o jugando con los playmobil. Y nunca escuchamos sobre el calentamiento global.

Ligábamos jugando a la botella o a "verdad o castigo", no en un chat !!POR FAVOR!!!! No era necesario tener fotoblog, Hi5 o MySpace, para saber si existíamos, bastaba con chiflar la tonada de la pandilla o gritar como Tarzán para que toda la cuadra saliera de sus casas, ni nos catalogábamos como dark's, otakus, skatos, emos, etc.
Éramos el apio, la china, la flaca, la pecosa, el negro o cosas asi, pero todos pertenecíamos al mismo grupo.
Éramos RESPONSABLES DE NUESTRAS ACCIONES Y ACARREÁBAMOS CON LAS CONSECUENCIAS, no había nadie para resolver eso. Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello.

¡FELICIDADES!

Pasa esto a otros que tuvieron la suerte de crecer como niños, recordemos lo bueno de la vida. Lo fácil que es ser felices, la grandeza de lo sencillo.

No necesitamos todas esas etiquetas, todas esas superficialidades, cosas, celulares, ropa... recordemos cómo ser niños, pero sobre todo, cómo ser LIBRES!!!