lunes, 17 de enero de 2011

Un nuevo inicio por Alex Lozano

alexdib4El 16 de noviembre de 2010 conocí un hermoso ángel de cabello negro, me incito indirectamente a escribir de nuevo mi (ya olvidada) novela semi-autobiográfica (la cual perdí ya 3 veces), “Lluvia del corazón”, la cual ya había descartado de mi vida.

Esta chica me recuerda demasiado a la Jessica Sirvent de mi novela; hermosa, segura de sí misma, imponente, etc. aunque a diferencia de mi artificiosa tortura, esta chica si me hablo desde el primer momento y resulto ser una chica nada creída, sencilla, aunque si algo desubicada y soñadora como la chica que he esperado por años, es mi Galatea y lo mejor de todo es que no la construí yo, llego por serendipitia a mi vida.

El punto negativo es que su corazón está ocupado con otros amores, y tras los 5 días de feliz compañía la perdí. Pero ella me dejo algo, una gota de esperanza, de crear un vínculo real, de ser su compañero de aventuras y no solo a quien se las cuente. Por ello decidí reescribir el inicio de mi novela, gracias a sus ratos de compañía tengo un nuevo inicio sustituyendo al de la carretera (para quien haya leído mi último borrador) se agregara como el nuevo (y definitivo) inicio a mi novela. Como detalle extra, esta decisión la tomo hoy a 3 meses de conocerla y en el 24 aniversario de la caprichosa y malcriada chica que jamás será mía (y espero no volver a toparme con ella). Tengo un nuevo objetivo y se que tarde que temprano conquistare mi sueño al conquistar su corazón.

 

Érase una vez un joven topo; miope como todos los topos, distraído como la gran mayoría de los topos, torpe como todos los topos, tímido como nadie, pero sobre todo un gran soñador.

Una despejada noche de noviembre, buscando allende en el paisaje, en un lejano rincón en el cielo hallo una estrella. La más hermosa, enorme y brillante que había visto nunca. Naturalmente, se enamoró de ella.

¿Pero qué puede hacer un topo enamorado de una estrella? Se preguntaban los demás ¿Contemplarla? No, es miope, como todos los topos ¿Pedirle que vaya a vivir a su madriguera? Tampoco, las estrellas no caben en las madrigueras ¿Ir a vivir con ella al cielo? Mucho menos, los topos no vuelan ¿Qué puede entonces hacer un topo enamorado de una estrella? Decían.

Amarla. Respondía cada noche el joven topo para sí mismo, en silencio, suspirando, anhelando, pensando en la hermosa estrella.

Amarla, decía en sus adentros, con eso basta. Y lo pensaba con fuerza.

Una noche peculiar, la estrella preguntó a todos los que pudieran escucharla ¿Quién quiere estar una noche conmigo?

¡Yo! Gritaron unos. ¡Yo te merezco en verdad! Alegaban otros ¡Conmigo! Decía la gran mayoría.

El topo suspiro y sonrío volviendo la mirada al cielo, tomo pluma y papel, y comenzó a escribir una historia.

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