martes, 1 de febrero de 2011

¿Y si caminamos como egipcios?

Sentado ayer por la tarde en la sala de mi Castillo, mientras veía con la Mafufa terribles imágenes de las protestas y la revuelta popular en Egipto, que ha dejado ya más de 150 muertos, no resistí la tentación de pensar qué pasaría si la llamada crisis del mundo árabe se contagiara, aunque fuera un poquito, a nuestra apática y enajenada sociedad mexicana.

Digo, no es que yo quiera ver en las calles protestas masivas y violentas represiones de las fuerzas del Estado o que desee que el caos como el que se apodera de varias naciones árabes del norte de África es lo que necesitemos en México, pero sin duda que un poco del valor de aquellos rebeldes e inconformes musulmanes no nos vendría nada mal a este pueblo agachón y aguantador que lo mismo resiste incrementos mensuales a la gasolina que aumentos indiscriminados a sus principales alimentos sin organizarse para expresar su rechazo a las autoridades.

La inquietud me surgió porque la bruja, insidiosa como es, me dijo mientras veíamos juntos la televisión: “Míralos, míralos, esos egipcios sí tienen… éso que se necesita para exigir cambios a su gobierno. Protestan por falta de empleo y aquí, con más de 3 millones de desempleados ni chistamos”.

La verdad es que yo le respondí a la bruja que no exagerara, que en México no estamos tan mal y que a nadie le conviene una situación de desorden y caos como el que viven Egipto u otros países del África del Mediterráneo. “No, si estamos peor que ellos, lo que pasa es que aquí la gente se aguanta, es zacatona, no se anima a exigir ni a gritar en la calle lo que masculla y rumia en privado, donde sí se la pasa despotricando contra el gobierno o los malos políticos, ah, pero eso sí, que no les pidan protestar u organizarse porque entonces sí nadie le entra, bola de coyones”.

Híjole, pajarracos, la verdad es que las palabras duras de la Mafufa sí me calaron, es más, si he de serles sincero me dolieron porque en el fondo sentí que en buena parte tenía razón. Ayer, por ejemplo, varios miles de mexicanos salieron a las calles a exigir que el gobierno pare ya el alza de precios, que se haga algo urgente y real contra la inseguridad y la violencia y que se contenga la pobreza que sigue creciendo en el país. A cualquiera de nosotros que nos preguntaran no dudaríamos en responder que sí, que estamos de acuerdo, que apoyamos esas tres demandas.

¿Pero cuántos de nosotros salimos a las calles a exigirlo, a gritarlo, a presionar a nuestras autoridades a hacer algo? Y no se trata sólo de marchar y de bloquear las calles, algo que por lo demás desquicia a esta ciudad y nos afecta a todos; pero imagínense si a ese tipo de protestas y movilizaciones no fueran sólo los líderes de las organizaciones campesinas y obreras del viejo régimen del PRI, las mismas que suelen traer camiones y camiones de acarreados para mostrar su músculo y obtener prebendas y negociaciones del gobierno.

Imagínense por un momento, pajaritos, que los mexicanos que no estamos de acuerdo con que sigan subiendo la gasolina decidimos protestar no poniéndole combustible a nuestro carro por un día todos de manera organizada, ¿creen que lograríamos algo? ¿o que en protesta por el alza del limón y del jitomate, todos los que lo consumimos decidiéramos dejar de hacerlo, no comprar esos productos hasta obligar a los productores, intermediarios y comerciantes a volver a un precio racional?

No sé, pajarracos, lo que quiero decir es que tal vez la Mafufa no esté tan equivocada; tal vez nos faltan muchos, muchos ya saben qué para hacer algo más que quejarnos, vociferar y lamentarnos de nuestros problemas o de la situación sin hacer nada al respecto. La vía radical, como la que utilizaron en Túnez, en Egipto o en Sudán para provocar y exigir cambios en sus países no es siempre la mejor y suele ser la más dolorosa y costosa; pero a veces no queda otra salida.

¿Tenemos en México que llegar a algo así para que las cosas cambien?, ¿tenemos todavía opciones para cambiar nuestra difícil realidad —carestía, desempleo, inseguridad y violencia, pobreza— sin caer en un caos y en la revuelta popular? Quiero pensar que sí.

¿Sabe o no sabe?, El Duende Preguntón, 01/feb/11

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