lunes, 14 de noviembre de 2011

De robos y fraudes. Y nadie, hace nada

paquiNo veía un robo tan descarado, desde que Carlos Salinas llegó a la Presidencia en 1988 con todo y su “caída del sistema”; no había visto un fraude cometido en las narices de tanta gente, desde que Felipe Calderón llegó a Los Pinos “haiga sido como haiga sido” en el 2006. Y el sábado, esa sensación de sentirse robado, estafado, defraudado volvió a mí, como seguramente a muchos de ustedes, cuando los jueces de la Organización Mundial de Boxeo le dieron el triunfo a Manny Pacquiao frente al mexicano Juan Manuel Márquez.

Nadie de mis conocidos y un servidor podíamos creerlo. Junto con un grupo de amigos que invitamos a casa para ver la pelea, nos jalábamos los pelos, gritábamos impotentes y se la refrescábamos a los tres jueces que burda e injustamente decidieron que Márquez había perdido, cuando todos vimos claramente una mucho mejor pelea del mexicano que del campeón filipino.

Por supuesto que, como en todos los robos, hubo intereses de por medio. Las apuestas en los casinos estaban 70 a 1 a favor del campeón Pacquiao, ¿se imaginan si hubieran reconocido el triunfo del mexicano cuánto dinero hubieran perdido los dueños de los casinos, que no son otros en origen que los mafiosos de los Estados Unidos?

No sólo eso, la que está llamada a publicitarse como la “pelea del siglo” y un negocio multimillonario para los promotores y directivos del boxeo, el combate entre Pacquiao y Floyd Maywather, no podía llevarse a cabo si los jueces hubieran sido honestos con lo que ocurrió y le hubieran dado la victoria al mexicano Márquez. ¿Saben cuántos contratos de publicidad, de televisión y de cuanta cosa se imaginen debe haber ya vendidos para esa pelea? Lo negativo de todo esto, es que la credibilidad del boxeo como deporte queda en entredicho. Si ya había sospechas y ha habido casos documentados de peleas arregladas, de boxeadores a quienes les ponen rivales a modo para hacerlos ascender, si desde hace tiempo se sabe que las apuestas y los casinos se apropiaron de lo que empezó siendo un deporte limpio y con reglas, hoy se confirma que el boxeo, más que deporte, ha sido prostituido y convertido en un espectáculo ya no con deportistas, sino con “estrellas” como Pacquiao que harán todo lo que tengan que hacer, incluso ser deshonestos, para lograr que funcione la máquina de hacer dinero en la que han convertido al boxeo.

Porque el gran Pacquiao, admirado por muchos jóvenes y niños en el mundo, no pudo ocultar una mueca de incomodidad cuando le levantaron el brazo y le colocaron el cinturón de campeón mundial que logró retener “haiga sido como haiga sido” el sábado en Las Vegas. Él, que ha sido considerado el mejor peleador del mundo “libra por libra”, sale también raspado de este penoso episodio y demuestra que, al final, más que un boxeador fenómeno como muchos lo veían, es una pieza más en la millonaria industria de dinero que es el box profesional.

Dicen los expertos que tal vez Juan Manuel Márquez equivocó la estrategia y que en lugar de apostarle a una decisión y a dar una pelea impecable en lo técnico, debió haber buscado desde el principio un knock out que era la única forma en la que le sería reconocido un triunfo sobre el campeón Paquiao. “No había manera que le ganara por decisión, sobre todo en una decisión apretada, los jueces siempre tenderán a favorecer al campeón”, dijo un experto de la televisión estadounidense, quien sin embargo decía que él no vio ganar a Manny.

En fin, nos quedaremos con la frustración y el coraje de haber sido asaltados, robados vilmente. Y lo peor es que lo seguiremos sintiendo cada mes, ya no por las peleas de box en Las Vegas, sino por los “gasolinazos” que cada mes nos seguirá recetando el gobierno de Calderón, con sus “aumentos graduales” a la gasolina. Ese robo, también descarado e impune, sí que duele y molesta, lo otro al final es sólo box.

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