¿Se enteraron de ayer? En plena ciudad de Houston, en el estado norteamericano de Texas, un grupo de presuntos Zetas que iban a ser capturados en un operativo abrió fuego contra un tráiler y desató una ola de reacciones en la opinión pública y las autoridades de Estados Unidos que, por primera vez, vieron cruzar hasta su territorio la violencia del narcotráfico que en México hemos padecido en los últimos cinco años.
“Las camionetas se detuvieron, bloquearon el camión, y los cuatro individuos salieron de ellas disparando. Mataron de inmediato al chofer del camión”, citó un portavoz de la DEA.
Luego, los agentes dispararon contra los cuatro hombres, cuando varios vehículos de la policía local llegaron a auxiliar a los agentes. Uno de los agentes resultó herido en la pierna.
El medio destaca que, aunque la DEA no lo ha confirmado, el diario Houston Chronicle dijo que el conductor del camión era un informante de la agencia, infiltrado en el cártel de Sinaloa.
En apariencia, la operación de la DEA perseguía otro objetivo, por lo que la aparición de Los Zetas los tomó por sorpresa. A estos hombres se les acusa de asesinato con premeditación, aunque no se sabe si su objetivo era la droga o privar de la vida al conductor del vehículo.
“No vamos a tolerar ese tipo de violencia”, “No estamos acostumbrados a esto”, “Todo mundo está sorprendido con el descaro del ataque”, declararon a la prensa funcionarios de la DEA y autoridades de Texas que no daban crédito a lo ocurrido en plena vía pública, a la luz del día. Escenas como esa que se vivió en Houston, que le costó la vida a un civil que colaboraba con las autoridades y un oficial quedó herido, son cosa de todos los días en México, pero a los estadounidenses les pareció algo inaudito en su territorio.
Según narran las crónicas, en el condado de Harris, un camionero a bordo de un tráiler, que supuestamente entregaría droga, fue atacado repentinamente por tres camionetas en las que viajaban los presuntos Zetas, que abrieron fuego contra el camión que supuestamente llevaba la droga. De inmediato, agentes de seguridad repelieron la agresión y la balacera sorprendió a los texanos, que ya habían vivido el fenómeno de las pandillas del narco en la frontera, y que están acostumbrados a que en sus ciudades vivan y se muevan narcos mexicanos que en su territorio están seguros, pero nunca habían visto una balacera de esa magnitud en las calles nada menos que de Houston.
Así que la indignación, ya se pueden imaginar, es mayúscula en Texas y en Estados Unidos. Ya se pueden esperar toda clase de reacciones, desde la Casa Blanca hasta la DEA, pasando por el Departamento de Estado o la oficina de Janet Napolitano.
Y es que la violencia del narco está bien en México, donde puede haber todos los días balaceras en las calles, asesinatos violentos, ejecuciones de policías y funcionarios, pero en territorio de EU, ¡jamás! Ahí sólo quieren la droga que en cargamentos de cocaína, mariguana o metanfetaminas cruza todos los días la frontera, ya sea por tierra, aire o mar, y llega puntual a territorio americano y de ahí se distribuye, sin muertos ni violencia, a las principales ciudades donde viven los millones de junkies y drogadictos gringos.
La droga para acá y los muertos y la violencia para México parece ser la consigna de Washington que, lejos de lamentar la situación de horror y violencia que hemos vivido los mexicanos en los últimos años, particularmente en el sexenio de Calderón, lo celebran y aplauden como una “guerra justa y necesaria” en la que nosotros ponemos los muertos y ellos se fuman la droga y mantienen su economía con las millonarias ganancias económicas que genera el narcotráfico.
Pero ayer les tocó sentir lo que son los balazos a plena luz del día, en cualquier calle o avenida de una ciudad. Seguro no les gustará nada y lanzarán operativos y acciones para rastrear y eliminar a los narcos que se les han infiltrado en sus ciudades y que, en muchos casos ante su negligencia o desinterés, viven tranquilamente en territorio de EU o, como en el caso de El Chapo Guzmán, cruzan cuando quieren sin ser molestados y hasta tienen hijos nacidos allá donde encuentran un refugio tranquilo.
Nadie quiere que la violencia afecte a otros, pero en este caso, tal vez lo ocurrido en Houston, con esta balacera en las calles de la importante ciudad texana, sirva para que las autoridades de EU dejen de ser tan insensibles sobre la violencia brutal que se vive en amplias regiones de México y en la que ellos han sido parte clave al alentar y mantener una guerra que, lejos de debilitar al crimen, sólo ha afectado a los ciudadanos que han visto perdida su seguridad y tranquilidad, cuando no su propia vida.
 
 
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