viernes, 31 de agosto de 2012

¿Perdimos nuevamente?

fraude 2012, saber perder, fisgonNada, ningún resquicio, ningún asomo de duda o de esperanza, así de tajante fue el fallo del Tribunal Electoral federal sobre la elección del 1 de julio. Los magistrados que validaron la elección y declararon Presidente electo a Enrique Peña Nieto percibieron una elección “intachable” y sin ninguna mancha y dieron palo, uno por uno, a los argumentos y las pruebas de Andrés Manuel López Obrador.

No fue ni siquiera como en el 2006 que, en la lógica del “¿qué tanto es tantito?”, aquellos magistrados le hicieron el favor a Felipe Calderón y validaron su apretada elección, pero reconocieron que sí hubo irregularidades graves en los comicios sólo que no alcanzaron a afectar el resultado de la elección. Digo, al menos aquéllos, a los que muchos tachamos de serviles, disimularon un poco, pero los actuales no se anduvieron por las ramas y dijeron claramente: “Aquí sólo hay de una sopa”, y los mexicanos la tienen que aceptar.

Digo, también si me preguntan, les diría que López Obrador no tiene (no los tuvo ahora ni en el 2006) los mejores abogados en materia electoral. Sus recursos siempre terminan siendo desestimados porque no están bien argumentados, en términos leguleyos, aunque en el fondo le concedan algo de razón como ocurrió en las polémicas elecciones de 2006.

Tal parece que esta vez los magistrados no quisieron dejar ningún resquicio, ni el más mínimo, para que se sospechara de su fallo y prefirieron darle toda la razón al ganador y absolutamente nada al perdedor.

Parafraseando a don Benito, justicia y gracia, y aquí la gracia fue para Enrique Peña Nieto y el PRI, y la justicia más seca y dura para el eterno inconforme López Obrador. Algunos dicen que con eso se cierra un capítulo y empieza una nueva etapa a la que llaman pomposamente “la transición”, que no es otra cosa que el periodo entre que se va el actual Presidente, que ya se anda despidiendo con actos apoteósicos, y llega el nuevo, que ya come ansias por sentarse en la silla.

Pero otros, los tercos, los que nos resignamos a perder, seguiremos con nuestras quejas y protestas y llamamos a lo que nombramos como “desobediencia civil”. Y es muy probable que los más radicales estén en las calles en las próximas semanas iniciando este 9  de septiembre en el zócalo y que haya intentos de bloqueos y de impedir la toma de protesta de Peña Nieto.

A estas alturas, cada quien decide a quién le cree. La verdad es que la gran mayoría de los mexicanos ha tenido que seguir con su vida, empujados por la necesitad y, aunque involucrados en los temas públicos, difícilmente estarían en estos momentos dispuestos a involucrarse más en un conflicto poselectoral.

Pero yo preguntaría hace 12 años las calles se inundaron con el triunfo de Fox, se lleno reforma al tope con la algarabía y felicidad, debido al final de un régimen con la llegada de la alternancia, yo escribí un trabajo al respecto allá en la UAM-X. El día de hoy no hubo jubilo por el triunfo de Peña, nadie de los millones que “votaron” de convicción por el salió a las calles, no se organizan marchas para contrarrestar las de los “inconformes e insurrectos” izquierdistas cansados de lo mismo. ¿Es acaso porque las tarjetas Soriana solo duraron 1-2 semanas? ¿Por que una vez ganado el premio de la silla del águila para el PRI ya no es prioridad gastar en la plebe? es por el hecho de que nadie quiere al PRI de regreso, pero para muchos fue fácil vender su destino (credo por el PRI y el neoliberalismo rampante) por vivir bien dos semanas.

Esa es la realidad de este país, veremos una sociedad que poco a poco se va sumando a López Obrador, con todo y la fuerza de sus 15 millones de votos; y sí a un grupo de seguidores cercanos e incondicionales del tabasqueño acompañándolo en las protestas o actos de desobediencia que definan hacer para expresar su descontento. solo habrá que cuidar las medidas a realizar, aunque lo que si es necesario es volver a tomar el poder por nosotros mismos de una vez antes que la inercia del movimiento progresista y la furia de los inconformes se apague.

Del otro lado, del ya Presidente electo Peña Nieto, han empezado a trabajar en preparar el cambio de gobierno. En los próximos días presentara un primer equipo “de transición” y ya comienzan a definir cómo será eso tan buscado por muchos y tan repudiado por otros, que se ha llamado “el regreso del PRI”.

Cerraría con esa famosa frase que muchos deberían ya llevar tatuada en su mente y corazones "Un pueblo no debe temer a su gobierno, es el gobierno quien debe temer al pueblo"

miércoles, 29 de agosto de 2012

A unas horas del fatídico fallo

carreno300812Todo indica, que en cuestión de horas se despejará la incógnita que ha mantenido en vilo a algunos (incluyéndome por supuesto) en los últimos dos meses: el fallo del Tribunal electoral Federal Electoral que decidirá si la elección del 1 de julio fue válida o no, y que confirmará o no, según sea el caso, si Enrique Peña Nieto ganó las elecciones y es por tanto Presidente electo de la República para los próximos seis años. Ya se filtró una versión de los magistrados que hicieron el dictamen que será votado, que propone declarar válida la elección y desecha, por falta de contundencia, todas las pruebas y los argumentos presentados por Andrés Manuel López Obrador.

Como quien dice, “este arroz ya se coció”; Peña ya sabe hasta quién le va a entregar la banda: su compadre Jesús Murillo Karam, que será el presidente del Congreso el día que rinda protesta, y El Peje, todo parece, rechazará y cuestionará el fallo de los magistrados y optará por seguir con su queja pero ahora en las instancias internacionales, en concreto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, donde está como secretario el mexicano Emilio Álvarez Icaza, mientras que algunos de los grupos duros que lo apoyan, el SME, los tranviarios, los atencos y hasta el #Yosoy132, seguro saldremos a las calles el día del fallo, el del Informe de Calderón y por supuesto el de la toma de protesta de Peña para externar nuestras protestas.

Terminará así un capítulo más de la telenovela política nacional. Andrés Manuel tendrá una salida digna; los grupos más radicales tendrán las calles para gritar y patalear; Peña comenzará a armar un gabinete y a planear cómo pasará la aduana del 1 de diciembre, mientras los partidos de izquierda se apertrecharán en el Congreso, con sus diputados y senadores, para hacer valer la segunda fuerza que son ahora en la representación legislativa.

¿Quedará algo de todo esto? Sí, lecciones positivas y negativas. A López Obrador ahora también lo investigarán por haber recibido contratos del gobierno del DF para amigos cercanos suyos con los que se financió Austeridad Republicana y Honestidad Valiente, dos organizaciones que supuestamente vivían “de los donativos” que les daban sus seguidores, pero que resultaron ser parte de un entramado financiero y legal de tráfico de influencias para obtener recursos de contratos públicos. Seguro terminarán sancionando a las organizaciones y al propio Andrés Manuel.

Peña Nieto, si bien se podrá ahora dedicar a organizar su próximo gobierno, tampoco se irá limpio: el caso Monex y Soriana, con todas sus evidencias de triangulaciones de dinero de origen dudoso, tendrá que ser investigado a fondo por el IFE y es muy probable que termine en una fuerte sanción económica al PRI para sentar un precedente sobre el uso del dinero ilegal en las campañas.

Pero el tema no parara ahí, es casi un hecho que, como parte del ejercicio para cerrar heridas y pactar acuerdos, hasta el Congreso lleguen iniciativas para cambiar la ley electoral, endurecer las sanciones a quienes violen los topes de campaña, al grado de que pueda ser causa para anular una elección y hacer más fuertes los mecanismos para vigilar el origen y el uso del dinero que llega a las campañas políticas. Todo eso dará pie a una nueva reforma electoral en la que podrían incluirse algunos otros temas, pero básicamente se concentraría en limitar la influencia del dinero y su uso en las campañas.

Por lo demás, el país seguirá su marcha normal, ¿hacia dónde?, esa es la incógnita, veremos si no sucede, como casi siempre, que un nuevo gobierno llegue a intentar reinventar al país y todo lo hecho en seis años sea motivo de borrón y cuenta nueva. En este caso será difícil lo de “cuenta nueva” porque las cuentas del presidente saliente, Felipe Calderón, no serán muy buenas si se juzga por el número de muertes violentas y asesinatos en su sexenio. Esos 50 o 60 mil muertos regados por todo el país no serán una cuenta fácil de borrar.

lunes, 27 de agosto de 2012

La alterna realidad del informe de Calderón

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Les juro que no lo podía creer. Hasta me froté los ojos para ver si lo que estaba yo viendo en la televisión era de verdad un anuncio oficial de la Presidencia de la República o una fantasía: en la imagen se veía al presidente Calderón sentado, tranquilo y reflexionando sobre lo que han sido los seis años de su gobierno, de cara a su último Informe que entregará este sábado 1 de septiembre. Se le veía tan bien en la imagen y tan tranquilo, que por momentos no parecía estar hablando del mismo país en el que vivimos la mayoría de los mexicanos.

Porque Calderón habla en sus spots de un “México que tiene los cimientos, que seguirá creciendo, que es más seguro”, entre otras linduras, pero en la realidad lo que estamos viendo es muy diferente. Tan sólo este fin de semana la ola de violencia que sacudió a buena parte del país, desde narcobloqueos en Guadalajara y Colima, hasta ejecuciones en Guerrero, tiroteos en Morelos, nada de eso tiene que ver con el México seguro del que habla Calderón en sus spots ni con un país que haya resuelto su problema de violencia y mucho menos de tráfico de drogas.

En la parte económica, el Presidente presume una economía sólida, a pesar de las crisis externas, y puede que en lo macro sí estemos bien, pero en la microeconomía, la de los bolsillos de todos los mexicanos, la situación se está volviendo más que apremiante con los aumentos de precios en productos básicos, desde el encarecido huevo, hasta la tortilla, el pan, por no hablar del constante aumento a la gasolina que, ya reconocido por el INEGI, sí han aumentado la inflación y han provocado carestía en el consumo de alimentos básicos para los mexicanos.

Claro que se entiende, que el presidente Calderón ya se va y poco le importa lo que dejará detrás, pero es impresionante el divorcio entre la realidad y los mensajes con los que el mandatario promociona su último Informe, hablando de un país que nomás no checa con la realidad y que será parte de su balance final de cifras y logros que le escucharemos un acto especial que se organizó para hacer el recuento de su sexenio el próximo domingo.

Ah, porque Calderón no tiene intenciones de ir a San Lázaro a que le griten o le falten al respeto; según han anunciado, el sábado enviará su VI Informe por escrito a los diputados con el secretario de Gobernación, Alejandro Poire, y el domingo, en un acto en Palacio Nacional, con sus invitados dará lectura a su mensaje político con el que prácticamente se despide en espera del cambio de gobierno el 1 de diciembre.

Eso si no cambian las cosas, porque ayer se escuchaba la posibilidad de que los diputados pidan que sea el Presidente quien les entregue su Informe y se quede a responder preguntas de los legisladores, tema para el que no hay hasta ahora una obligación legal del mandatario, pero que podría ser tema de un acuerdo parlamentario.

Francamente se ve difícil que Calderón aceptara ir a San Lázaro a responder cuestionamientos; no lo hizo en ninguno de los seis años de su gobierno y difícilmente lo hará esta última vez, cuando está más interesado en hacer su balance y su salida con una retórica de que él sentó las bases para cambios importantes que vendrán en el país.

Veremos pues el inicio del fin del sexenio calderonista, con el último Informe ¿qué tanto se parecerá el país real al que describa el Presidente en sus balances y cifras?

Me temo que no mucho, casi siempre son dos cosas distintas el país que ve un Presidente que se va, que siente que en sus seis años hizo grandes cosas, y el país en el que vivimos la mayoría de los ciudadanos; ése, por desgracia, seguirá igual de jodido en espera de que venga otro Presidente a reinventarlo todo y volver a salvarnos.