Nada, ningún resquicio, ningún asomo de duda o de esperanza, así de tajante fue el fallo del Tribunal Electoral federal sobre la elección del 1 de julio. Los magistrados que validaron la elección y declararon Presidente electo a Enrique Peña Nieto percibieron una elección “intachable” y sin ninguna mancha y dieron palo, uno por uno, a los argumentos y las pruebas de Andrés Manuel López Obrador.
No fue ni siquiera como en el 2006 que, en la lógica del “¿qué tanto es tantito?”, aquellos magistrados le hicieron el favor a Felipe Calderón y validaron su apretada elección, pero reconocieron que sí hubo irregularidades graves en los comicios sólo que no alcanzaron a afectar el resultado de la elección. Digo, al menos aquéllos, a los que muchos tachamos de serviles, disimularon un poco, pero los actuales no se anduvieron por las ramas y dijeron claramente: “Aquí sólo hay de una sopa”, y los mexicanos la tienen que aceptar.
Digo, también si me preguntan, les diría que López Obrador no tiene (no los tuvo ahora ni en el 2006) los mejores abogados en materia electoral. Sus recursos siempre terminan siendo desestimados porque no están bien argumentados, en términos leguleyos, aunque en el fondo le concedan algo de razón como ocurrió en las polémicas elecciones de 2006.
Tal parece que esta vez los magistrados no quisieron dejar ningún resquicio, ni el más mínimo, para que se sospechara de su fallo y prefirieron darle toda la razón al ganador y absolutamente nada al perdedor.
Parafraseando a don Benito, justicia y gracia, y aquí la gracia fue para Enrique Peña Nieto y el PRI, y la justicia más seca y dura para el eterno inconforme López Obrador. Algunos dicen que con eso se cierra un capítulo y empieza una nueva etapa a la que llaman pomposamente “la transición”, que no es otra cosa que el periodo entre que se va el actual Presidente, que ya se anda despidiendo con actos apoteósicos, y llega el nuevo, que ya come ansias por sentarse en la silla.
Pero otros, los tercos, los que nos resignamos a perder, seguiremos con nuestras quejas y protestas y llamamos a lo que nombramos como “desobediencia civil”. Y es muy probable que los más radicales estén en las calles en las próximas semanas iniciando este 9 de septiembre en el zócalo y que haya intentos de bloqueos y de impedir la toma de protesta de Peña Nieto.
A estas alturas, cada quien decide a quién le cree. La verdad es que la gran mayoría de los mexicanos ha tenido que seguir con su vida, empujados por la necesitad y, aunque involucrados en los temas públicos, difícilmente estarían en estos momentos dispuestos a involucrarse más en un conflicto poselectoral.
Pero yo preguntaría hace 12 años las calles se inundaron con el triunfo de Fox, se lleno reforma al tope con la algarabía y felicidad, debido al final de un régimen con la llegada de la alternancia, yo escribí un trabajo al respecto allá en la UAM-X. El día de hoy no hubo jubilo por el triunfo de Peña, nadie de los millones que “votaron” de convicción por el salió a las calles, no se organizan marchas para contrarrestar las de los “inconformes e insurrectos” izquierdistas cansados de lo mismo. ¿Es acaso porque las tarjetas Soriana solo duraron 1-2 semanas? ¿Por que una vez ganado el premio de la silla del águila para el PRI ya no es prioridad gastar en la plebe? es por el hecho de que nadie quiere al PRI de regreso, pero para muchos fue fácil vender su destino (credo por el PRI y el neoliberalismo rampante) por vivir bien dos semanas.
Esa es la realidad de este país, veremos una sociedad que poco a poco se va sumando a López Obrador, con todo y la fuerza de sus 15 millones de votos; y sí a un grupo de seguidores cercanos e incondicionales del tabasqueño acompañándolo en las protestas o actos de desobediencia que definan hacer para expresar su descontento. solo habrá que cuidar las medidas a realizar, aunque lo que si es necesario es volver a tomar el poder por nosotros mismos de una vez antes que la inercia del movimiento progresista y la furia de los inconformes se apague.
Del otro lado, del ya Presidente electo Peña Nieto, han empezado a trabajar en preparar el cambio de gobierno. En los próximos días presentara un primer equipo “de transición” y ya comienzan a definir cómo será eso tan buscado por muchos y tan repudiado por otros, que se ha llamado “el regreso del PRI”.
Cerraría con esa famosa frase que muchos deberían ya llevar tatuada en su mente y corazones "Un pueblo no debe temer a su gobierno, es el gobierno quien debe temer al pueblo"
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