miércoles, 7 de diciembre de 2011

¿Burros o ilustrados?

No sé, quién sabe, si es mejor un político burro e inculto, que no puede recordar ni el título de un solo libro que haya leído en su vida o que confunde los nombres de los autores, o un político que ha leído mucho, que tiene una amplia cultura, pero cuando llega al poder termina actuando y gobernando como un “déspota ilustrado”.

Porque en México tenemos experiencias con los dos extremos de políticos, eh. Lo mismo nos gobernaron Presidentes incultos y sin mayores conocimientos de cultura general (híjole, todos pensaron en Chente Fox) que terminaron siendo bien folclóricos y lamentablemente ineptos a la hora de tomar decisiones, que también nos han gobernado Presidentes con amplísima cultura y conocimientos, pero que resultaron después los más perversos, autoritarios y déspotas (luego luego a pensar en Salinas o en el diablo de Echeverría, ¿verdad?).

Por eso les digo que no sé qué será peor. La verdad es que, con todo lo que digan, que si "guerra sucia", que si fue un "lapsus", que si se ponen nerviosos, la verdad es que los escasos conocimientos literarios que exhibieron penosamente en estos días varios aspirantes presidenciales y a otros cargos, no es sino el reflejo de un país que tiene muy bajos grados de educación, que no lee o lee muy poco y que para colmo tiene una educación altamente deficiente y secuestrada por grupos de interés.

Al final Enrique Peña Nieto, Ernesto Cordero o Mario Delgado no son distintos a una inmensa mayoría de mexicanos que difícilmente ha leído un libro en su vida o que no podría contestar un cuestionario básico sobre conocimientos literarios. Claro que la diferencia es que muchos de nosotros, que tampoco podemos presumir de ser muy cultos o leídos, no estamos chiflados ni queremos gobernar a un país, no tenemos esas ambiciones disparatadas de los hombres del poder, pues.

Así que si me preguntan a mí si es grave que Peña, Cordero y Delgado exhiban ese nivel de incultura, por supuesto que lo es.

Debería darles pena a todos ellos y a muchos otros políticos que se dicen "profesionales" no leer o confundir nombres de obras y escritores literarios. Ahora que si me preguntan si eso es importante para alguien que gobierna, les diría que, aunque sí es importante que un gobernante o funcionario público tenga conocimientos de cultura general y lea, a la hora de tomar decisiones de gobierno si es eficiente, honesto y cumple con su responsabilidad para con la sociedad, su incultura puede ser algo perdonable.

El problema es que en México, por la experiencia que hemos tenido, además de incultos y burros nos resultan ineptos, corruptos, inmorales. Eso es lo que no se perdona. Y para colmo, cuando tienen algo de cultura, cuando son políticos leídos e instruidos, tampoco nos salvamos de vicios como la corrupción, los excesos y la ineficiencia. Nadie duda, por ejemplo, que José López Portillo era un hombre letrado, tenía una de las bibliotecas más impresionantes que yo haya conocido y había leído infinidad de libros; ¿eso lo hizo mejor Presidente o evitó la corrupción en su sexenio? No.

O el caso que ya mencionamos de Carlos Salinas de Gortari, un hombre brillante, culto como pocos políticos y sin duda uno de los Presidentes mejor informados y actualizados en su momento. ¿Eso evitó ciertos rasgos de autoritarismo y que mantuviera en su gobierno prácticas de corrupción y de derroche de recursos públicos? Tampoco.

Así que les digo, quizá lo mejor sea apostar por políticos promedio en materia de cultura y conocimientos. Ni tan burros como para no poder mencionar un solo libro que hayan leído de manera correcta y sin ponerse tan nerviosos como si fuera un examen dificilísimo, ni tan ilustrados que una vez en el poder derrochan despotismo y autoritarismo.

No hay comentarios: