lunes, 14 de mayo de 2012

Muertos y más muertos

Es infame, inaceptable, imposible verlo como algo “normal”; me niego y me resisto, a aceptar que mi país, el lugar donde vivo y del que me siento orgulloso se esté convirtiendo en un lugar sin ley, donde un día sí y otro también aparecen montones de cuerpos, seres humanos asesinados brutalmente y descuartizados, tirados en camionetas y abandonados en caminos con la única intención de que alguien descubra el macabro hallazgo y se difunda la masacre.

No hay día que uno no abra el periódico o escuche el radio o vea la televisión y no tenga que enterarse, así de golpe, con una violencia que golpea la cara y apachurra el alma, que “aparecieron 18 cuerpos en las afueras de Guadalajara”, o que “encuentran 49 cuerpos descuartizados en Monterrey”, o “apilan 25 cadáveres en avenida de Veracruz”, o “abandonan seis cabezas en Acapulco”.

¿Qué es esto?, ¿qué es esta carnicería?, ¿en qué momento nos volvimos uno de los países más violentos del mundo?, ¿cuándo los mexicanos nos hicimos tan crueles y sanguinarios que 10, 15, 20, 50 o 60 mil muertos nos parece algo aceptable, algo “normal”, algo que aceptamos porque “pues así están las cosas y que se sigan matando entre ellos, todos están metidos”?

Una de las cosas más terribles de los últimos asesinatos masivos ocurridos en Guadalajara y en Monterrey es que, según las Procuradurías y los investigadores, es muy probable que estas masacres no se traten necesariamente de “ajustes de cuentas entre bandas del narco”, como solía decirse cuando aparecían los cuerpos regados, mutilados o enterrados en fosas clandestinas. En el caso de Guadalajara, el procurador de Jalisco, Tomás Coronado, aceptó ante los medios que varios de los cuerpos que fueron encontrados asesinados y mutilados la semana pasada en un poblado en las afueras de la ciudad, eran de “personas comunes, albañiles, estudiantes, choferes” que fueron secuestrados y luego asesinados, pero que no tenían nada que ver con el crimen.

¿Quiénes serán los muertos de Nuevo León a los que les cortaron cabeza, pies y brazos “para que no los identificaran”?, ¿serán todos realmente presuntos delincuentes o resultará también que son civiles inocentes?, personas que tuvieron la mala fortuna de pasar por algún lugar a determinada hora y eso bastó para que los narcotraficantes, en este caso de Los Zetas, según dice la autoridad, los secuestraran, los llevaran a casas de seguridad y luego los mataran para tirar sus cuerpos junto con otros desdichados y aparentar una cruenta venganza.

Porque eso es lo que hicieron en el caso de Guadalajara: secuestraban a personas comunes, gente que iba en la calle y fue repentinamente levantada y llevada a una casa de seguridad donde la tuvieron junto con otras personas un par de días para luego sacar de dos o tres y asesinarlos para después juntar los cuerpos y tirarlos todos juntos para fingir una venganza entre narcos cuando en realidad estaban usando civiles para demostrar su fuerza y sembrar terror.

¿Ya pasamos en México, en esta absurda y sangrienta guerra sin fin contra el narco iniciada por Felipe Calderón, a la etapa donde los criminales asesinan a civiles inocentes sólo como una forma de demostrarle al gobierno su decisión y sembrar terror entre la gente? Porque algo así ocurrió en Colombia en los 80 y 90 cuando los capos, golpeados por las ofensivas del gobierno, decidieron demostrar su fuerza y su “fiereza” asesinando civiles escogidos al azar para luego tirarlos en las calles desmembrados, para que no se dudara de hasta dónde podían llegar los narcos para defender su negocio. ¿Eso está ocurriendo ya en México?, ¿las víctimas de las últimas masacres son civiles utilizados para amedrentar y desestabilizar al gobierno?

Nada sería más peligroso y nada nos dejaría a todos en la indefensión total. Con un Estado que ya no nos protege y que en seis años de guerra no ha sido capaz de desarticular la fuerza de los grupos criminales, pensar en que los narcos hayan decidido ir contra la población civil es pensar en que todos y cada uno somos víctimas potenciales e indefensas. Terror.

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