lunes, 2 de abril de 2012

El gris Don Miguel

20120401-094510_madrid2No, yo no voy a hacerle como muchos que, ante el fallecimiento de un personaje, les da sólo por hablar cosas bonitas y positivas del difunto. Lamento mucho sí, en la parte humana, el deceso de cualquier persona y le doy el pésame a sus familiares y amigos, pero tratándose de personajes de la vida pública, máxime de ex gobernantes, es obligado en su partida hacer un juicio objetivo de sus acciones, obras, hechos y de su actuación en el cargo público.

Es el caso de Miguel de la Madrid Hurtado, Nacido en Colima en 12 de diciembre de 1934, el priista había estado delicado de salud e incluso fue internado en diciembre pasado por el padecimiento de enfisema pulmonar. Ex presidente de México de 1982 a 1988, uno más de los mandatarios de la era priísta que falleció víctima de insuficiencias cardiacas que le ocasionaron el enfisema pulmonar que desde hace varios meses afectaba su salud y lo mantenía postrado en cama. Anoche, en el Palacio Nacional, le rindieron un homenaje, encabezado por el presidente Felipe Calderón, antes de que sus restos fueran cremados. Que descanse en paz don Miguel de la Madrid.

Hasta ahí la parte humana, en la parte pública, la de la evaluación de su actuación política y de gobernante, hay un juicio casi unánime de la sociedad que vivió durante el sexenio delamadrista y un color que, en la vox populi, define su periodo de gobierno: el gris. De la Madrid tomó el poder en medio de una fuerte crisis económica y para justificar sus fuertes planes de choque se inventó un plan de austeridad nacional y una cruzada por la “Renovación Moral”, después de la corrupción, los excesos y dispendios de José López Portillo, que sólo sirvieron como discurso político para conquistar el poder.

Ni hubo tal austeridad, al menos no en los onerosos gastos de la Presidencia ni de los gobernantes y congresistas, ni se renovó en nada la moral pública, que siguió tan depravada y corrompida como antes de De la Madrid y después de él. Es cierto, rodeado de un grupo de economistas jóvenes, entre ellos Carlos Salinas de Gortari, supo sortear la parte más grave de la crisis y redujo los niveles de inflación en el país, pero al mismo tiempo inició el desmantelamiento de las empresas del Estado mexicano que comenzaron a ser vendidas, rematadas en el mejor de los casos, para favorecer con las privatizaciones a empresarios y grupos afines al partido en el poder. Miguel de la Madrid sentó las bases para el establecimiento del modelo neoliberal en la economía, el mismo que sigue prevaleciendo en la actualidad y que ha dejado una secuela de millones de pobres en el país, más de la mitad de la población en pobreza, 20 millones en pobreza extrema y alimentaria.

Durante su administración se dieron acontecimientos que marcaron al país como la explosión de Petróleos Mexicanos (Pemex) en San Juan Ixhuatepec, Tlalnepantla, estado de México, el 19 de noviembre de 1984, y posteriormente, el terremoto, el 19 de septiembre de 1985.

Uno de los momentos que levantó polémica fue la sucesión presidencial que le dio el triunfo a Carlos Salinas de Gortari.

En la red social Twitter, poco a poco los usuarios se han encargado de tema y ha trascendido que falleció en el Hospital Español a las 7:20 horas. A través de esa red social, Felipe Calderón lamentó la muerte del ex presidente. "Enfrentó duras adversidades durante su mandato. Descanse en paz", dijo Calderón.

Las privatizaciones fueron la antesala de la apertura comercial que, aunque hubiera sido necesaria por el agotamiento del anterior modelo, se realizó de manera indiscriminada y sin proteger antes a la industria, agricultura y el comercio nacional que, en muchos casos, se vio arrasado por las empresas extranjeras, especialmente las de Estados Unidos.

Al encaminar su sucesión hacia la tecnocracia, jóvenes políticos de profesión economistas y con posgrados en universidades de Estados Unidos, De la Madrid continuó el modelo aperturista y privatizador que inició en su gobierno y que continuaría, con la misma apertura salvaje, con Carlos Salinas y Ernesto Zedillo.

Pero de las cosas que más se recuerdan de Miguel de la Madrid fue su tardanza en reaccionar cuando media ciudad de México se vio abatida por el sismo de 1985. Ante la inacción del gobierno y sus fuerzas, que brillaron por su ausencia en las primeras horas de la tragedia, fue la sociedad, los ciudadanos hasta entonces acostumbrados a que todo lo resolviera el “papá-gobierno”, los que salieron a la calle y, mano con mano, organizaron brigadas para el rescate, planes para remover escombros, movilización social pura en lo que dio origen a lo que hoy se conoce como la “sociedad civil” mexicana, grupos y organizaciones de ciudadanos que se unen a través de causas sin importar la acción o inacción del gobierno.

Así que se fue Miguel de la Madrid, pero queda su obra, su sexenio para el análisis y la discusión. Para muchos fue gris, para otros fue un presidente responsable, para algunos le abrió la puerta al liberalismo económico que ha traído riqueza para unos cuantos y pobreza para muchos.

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