lunes, 9 de abril de 2012

El viacrucis de los electores

Sí, ya sé que ya pasó Semana Santa,  pero no encontré mejor forma de describir lo que estamos sufriendo los votantes mexicanos en medio de estas campañas electorales que apenas inician en el país.

Si se levanta usted por la mañana y es de los que prende la televisión para despertarse, mientras se prepara para iniciar su día, así directo y en ayunas le van a recetar al menos unos 20 o 30 spots de los distintos candidatos a la Presidencia de la República que le dirán, cada uno, que ellos son los mejores y que ellos sí entienden sus necesidades y las de México.

Para cuando al fin logre salir de su casa, y se suba a su auto y prenda el radio, otros 30 o 50 spots le serán recetados según lo que dure su trayecto y no podrá huir de ellos, pues aunque cambie de estación, prácticamente en todas las radiodifusoras, a todas horas, el bombardeo de anuncios de políticos y partidos en campaña es inmisericorde.

Ahora que si usted llega a su oficina y se conecta con el internet, tampoco se salvará de ver más propaganda política que pulula por los principales sitios de la red con fotografías y mensajes de los candidatos.

Así que ni se enoje y tómeselo con calma, es posible que usted ya se sepa algunos de los comerciales o que repita inconscientemente los mensajes o las cancioncillas de los spots de campaña.

Claro que si le molesta tiene todo el sagrado derecho de mandar a todos los candidatos y sus partidos por un tubo y para ello puede utilizar ese maravilloso instrumento llamado control remoto o, en su defecto, si se trata de la radio el sintonizador para cambiar de estación cada que escuche uno de sus molestos comerciales.

Aunque la verdad, dudo que alguien pueda escaparse en los próximos tres meses del bombardeo indiscriminado e inmisericorde al que estamos siendo sometidos los ciudadanos.

Mañana, tarde y noche la frecuencia y constancia de los spots políticos y de campaña es de tal magnitud que en las semanas por venir nos recetarán más de un millón de anuncios propagandísticos relacionados con la actual contienda electoral.

Y no es que no sea importante, enterarse de lo que proponen los candidatos y candidatas, claro que lo es, pero de eso a obligarnos por ley a escuchar todo el día y a todas horas sus engañosos mensajes, hay todo un trecho.

Por eso les digo que es como un viacrucis en el que los nazarenos somos todos los electores, los romanos los señores candidatos y sus partidos, y el IFE una especie de Poncio Pilatos que se lava las manos y nos somete a una cruel tortura mediática “porque así lo manda la ley”.

La verdad,  ¿alguno de ustedes definiría su voto por lo que se le escucha decir a Vázquez Mota en un anuncio de 20 segundos o por cómo se ve López Obrador en sus anuncios de televisión, o por lo peinado de Peña Nieto en sus spots que se parecen mucho a los de El canal de las estrellas?

Tal vez haya quien sí se deje influenciar por la publicidad electoral, pero en la mayoría de los casos los electores definen su voto con base en otras motivaciones que tienen más que ver con cómo se sienten con la situación actual, cómo está su economía y cómo perciben la seguridad, entre otros temas.

Pero en fin, en este tianguis electoral en el que hemos convertido nuestras elecciones, tendremos que aguantar a los merolicos de los partidos y sus candidatos que nos vienen a vender, sea por radio o por televisión, falsas promesas e ilusiones vanas.

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